El día que me desafié al límite.

Mi experiencia con el Spartan Race.

Para quienes, como yo antes de hacerlo, no saben que es, el Spartan Race es una maratón que con obstáculos. Con el contexto de la pandemia, hicieron la maratón online reemplazando la corrida por más ejercicios. Les dejo el link para que vayan a ver de qué se trataba. Ahora como se liberó un poco en algunos países ya volvieron a correr. Spartan Race

AVISO IMPORTANTE: no es un entrenamiento para principiantes, no lo intentes si no venis entrenando hace un tiempo considerable y sin consultarlo con tu médico.

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Selfie antes de empezar

No me tenía fe, pero me obligué a hacerlo igual

Quiero aclarar, antes que nada, que este texto lo escribí esa misma noche, esto fue en Mayo, y hoy me animo a compartirlo.

Quiero recordar esta sensación porque no se cuándo, y si alguna vez, vuelva a sentirme así. Son las 3:30 am del domingo después de Spartan Race. Estoy hace horas dando vueltas tratando de encontrar una posición cómoda para dormir. Quizás duermo unos minutos pero cuando me acomodo me duele algún músculo y me despierto. Me siento bien, no es que me siento mal, pero me duele cada músculo del cuerpo. Me duelen músculos que había olvidado que podían doler. Los que más siento son los dorsales en la espalda.

Es raro porque me siento bien y a la vez dolorida, no es un dolor feo, es un dolor incómodo. Me duelen los antebrazos si los flexiono, como ahora para escribir con el celu. Me empezó a doler la cabeza, pero supongo que viene acompañado del cansancio general.

Esta es la sensación más rara que sentí en mucho tiempo. Un agotamiento muscular que no recuerdo haber sentido nunca, y sin embargo no me arrepiento ni un poco. Ayer me demostré a mi misma de qué soy capaz. Fue para mí, únicamente para mí. Si, lo compartí con todos. Si, Lu lo estaba siguiendo. Pero no había absolutamente nadie conmigo, nadie viéndome.

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Precalentamiento

El desafío era conmigo.

El viernes me propuse hacerlo con toda la emoción y las dudas del mundo, quería lograrlo pero adentro mío estaba la duda latente de que no iba a poder. Cada ejercicio pensaba “falta un montón, y ya estoy cansada”. Cada ejercicio tachado me hacía feliz, pero ver una lista que parecía interminable me parecía súper desalentador, sentía que no avanzaba más. (En el medio de esto tengo que dejar de escribir porque literalmente me duelen los brazos). Llegué a la mitad de la lista a los 81 minutos de ejercicio, de más está decir que me lo tomé con calma porque si arrancaba manija fuerte no llegaba ni a la mitad. Ejercicio tras ejercicio, asegurándome de hacer todas las repeticiones. No importaba cuánto me llevara, pero si tenia que hacer 60 bear crawls, hacía 60 bear crawls.

No había desayunado, porque si desayuno muy sobre la hora termina cayéndome mal. Llegué a la mitad sin energía. Le escribi a Lu, le dije que no tenía energía ya. Me dijo que me coma una cucharada sopera de miel: “Energía instantánea” me dijo. Literal, la comí y segundos después podía seguir.

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Pull-ups

Juro que veía 50 jumping jacks y nunca en mi vida me sentí más feliz de ver 50 jumping jacks. Se acercaba el final, y cada ejercicio pensaba “No puedo más.” Y pensaba en Lu que me dijo que había que darlo todo. Cada repetición pensaba “No doy más, corto acá” pensaba en la chica de Insanity diciendo “Si puedo 1 más, hago 3”.
Pensaba que estaba llegando a mi límite, y seguía empujando. Recuerdo que el único ejercicio que decidí saltear por completo luego de intentarlo fue el commando plank con roll adelante, porque simplemente el commando plank me agota absolutamente todo, y el roll adelante me hacía doler la cabeza (15 años sin hacerlo, perdí la técnica).

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Renegade rows

Seguí, aunque sintiera la energía desvaneciéndose lentamente. Seguí, aunque sintiera fatiga muscular en casi todo el cuerpo. Seguí igual, porque la sensación de orgullo, satisfacción y realización personal iba a ser más grande que cualquier dolor.

Los 3 últimos ejercicios. 30 Walkout push up. Hay que ser “culiado” (como diría Anita) para poner 30 walkout push ups al final (si, literalmente dije eso en voz alta). 15 renegade rows, me alegré de que mis pesas, por más que sean cilíndricas, me permitieran hacerlas, y me sorprendí porque la última vez que las intenté en una clase con Sol no podía levantar más de 5cm el brazo de piso. Y, al final, un último salto. El salto no se bien cuál era el propósito, pero yo lo tomé como la oportunidad de demostrar el “lo logré!!!”. Y si, lo logré. En contra de mi falta de confianza, en contra de mi yo interna diciéndome “no puedo más”, lo logré.

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Lo logré!

Me arrepiento? No, ni ahí. Quizás me arrepiento de no haber elongado al final porque ya no tenía energía. Quizás me arrepiento de no haberme levantado antes para desayunar y darme tiempo a asimilar la energía. Definitivamente me arrepiento de haber subestimado el tiempo. Porque esa soy yo, dicotomía constante. Miedo de no poder, y subestimación de esfuerzo.
Pero lo volvería a hacer, 300% asegurada. Mi cuerpo me sorprende cada día más. Ahora entiendo porque se llama Spartan Race, después de hacer esto te sentís una guerrera capaz de ir a cagar a chirlos a cualquiera sin problema.
Escribo esto aún desde la cama, siendo las 3:56am del domingo. Un poco desvelada, un poco rogando poder dormir algo. No puedo tener un finde relajado, aparentemente. Pero este domingo, este domingo caminaré con el pecho inflado de orgullo propio, porque lo que hice ayer, mi yo del pasado ni siquiera lo habría soñado.

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3 elementos que me llevo de viaje para seguir entrenando