Cómo empecé - P.3
Esto es algo que me preguntan siempre. Es algo que conté muchas veces. Cuándo me hizo el click, cuándo decidí empezar.
Podria decir que empezó en 2017. Hacía años que intentaba bajar de peso. En realidad, no. Mentira. Hacía años que era consciente que se me estaba yendo de las manos pero no lo quería ver. Veo esta foto y suspiro. Recuerdo como si fuera ayer este día. Había empezado lentamente a ver videos en YouTube de Pick Up Limes, y de Liezl Jane, ambas contando que vivían una vida holística, comiendo conscientemente, y vegetarianas/veganas. Empecé a probar sus recetas, empecé a leer sobre super-alimentos y sobre qué conviene comer y qué no. Dieta paleo, dieta keto, dieta Scardale, dieta dieta dieta. La palabra “dieta” me aterraba. “Dieta” para mi era tortura. Pasé por tantas que ya no creía que tuviera solución. Varias nutricionistas, siempre sintiéndome juzgada y sentía que me retaban a la primera que no me iba bien. Alco, Herbalife, Slim, grupo de nutrición del Hospital Italiano. Siempre veía resultados temporales, nada permanente. No sólo era fracaso tras fracaso, era exposición total. Específicamente con cosas como Alco o el grupo de nutrición, se que hay personas que necesitan ese apoyo emocional, para mi era mejor que me corten un dedo que ir a una consulta. Pesarte enfrente a todo el mundo, que vean si subiste, bajaste o te mantuviste, de solo pensarlo me genera ansiedad.
Empecé pilates finalmente, y el lugar dejó de dar pilates.
Empecé pilates en un gimnasio a la vuelta de la oficina, con dos amigas de la ofi, a fines de Noviembre de 2017. 8am, las 3 ahi firmes en la clase. Pasaron las semanas, mi cuerpo empezó a adaptarse los movimientos, empecé a disfrutar de las clases, de las risas, del sufrimiento compartido, me sentía acompañada y cómoda; porque, además de estar con mis amigas y que seamos nosotras 3 nomás, (y esto me doy cuenta ahora que estoy escribiendo) la profe era “gordita”, para usar un término que entendamos todas. En realidad, su contextura física era de almacenar grasa en las caderas, lo que le daba aspecto de “rellenita”.
Fines de Diciembre del mismo año, es decir, a poco más de un mes de haber empezado, una de mis dos amigas se tiene que ir de viaje a un cliente, y dejó de venir. Mi otra amiga empezó a faltar, y de repente me encontré con que ambas habían abandonado. Pero no solo habían abandonado la clase, me habían abandonado a mi. Y Me sentí sola nuevamente. Sentí que una vez más no lo iba a poder sostener porque me resultaba muy difícil hacer actividad física y más aún sostenerla en el tiempo; sin embargo, me gustaba, y me obligaba a ir igual. Recuerdo la rutina, 8am la clase, 9am salir corriendo a la oficina para pegarme una ducha antes de empezar (si, había ducha), 9:30 ya estaba sentada trabajando (y el desayuno? ja… no existía). Empezó Enero de 2018, yo feliz porque seguía yendo, la profe venía faltando porque tenía dolores lumbares, y un día nos avisa que no va a poder dar más clases por un problema en la columna. “Dale, no hay drama, ojalá te recuperes pronto!”
Cambiamos de profe, 2 semanas y ella se fue a vivir al sur. “Que linda noticia! Buen viaje y muchos éxitos”….
Cambiamos de profe, duró 1 clase. A ella, ya no la recuerdo. Ya para esa instancia pensaba “dale, me estas jodiendo…”
Me escribe el dueño del gimnasio para avisarme que no iba a dar más pilates porque no conseguía profe, y era muy caro para sostenerlo.
Mi pensamiento,literal, fue “la puta madre, una vez que empiezo y me gusta, y se caga todo”. Me sentí desesperanzada de nuevo (y lloro al escribir esto porque lo recuerdo como si fuera ayer), era como si el universo me estuviera diciendo que yo tenía que vivir mi vida así, disconforme con mi cuerpo, disconforme con mi forma de ser, gorda, y triste.
En el medio surgía el movimiento “Body Positivity” en Argentina donde, en pocas palabras, te obligaban a amar tu cuerpo como es. Un movimiento de gente gorda diciendome que yo tenía que sentirme feliz, y amar a mi cuerpo gordo. Y otra vez me sentí fuera del sistema, me sentí en un lugar sola, desencajando del mundo. Yo no lo amaba, yo lo odiaba. Yo evitaba mirarme en el espejo, evitaba sacarme fotos de cuerpo completo, el ángulo desde arriba y siempre con filtro. Me odiaba tanto que ni mi cara, que siempre fue lo que crei mas lindo de mi, me gustaba, y buscaba deformarla a un estándar que me enseñaron que era “lo lindo”.
Pasaron los meses y yo seguía buscando un lugar de pilates cerca de la oficina porque sabía que la única forma de sostenerlo era hacerlo temprano y sacármelo de encima. Febrero….nada. Marzo….nada.
Conocí a Sarah’s Day a fines de 2017, y después de mucha mucha inseguridad, muchas idas y vueltas, mucho autoconvencimiento, me compré su primer ebook, Sweat it to Shred it. Ella decía que era para principiantes, semana 1 a la 8. Ja…principiantes….Es SUPER intenso. El primer dia te exige un nivel que una persona con nivel intermedio/alto puede sostener, cosa que reconoció al principio de la pandemia cuando ella decidió hacer el entrenamiento del ebook con sus seguidoras. Me lo compré, lo leí, quise empezar. Y me aterró. No lo empecé. Gasté 40 dólares al pedo.
A principios de Abril, de casualidad, entro en Google Maps y me encuentro con un estudio de pilates A LA VUELTA DE MI OFICINA, o sea, misma manzana. No podía creer que estuvo ahí todo el tiempo, y yo no lo había encontrado! Recuerdo una mezcla de emoción, y miedo. “Miedo, Soli? No estabas buscando y estabas triste porque no podías seguir??” Si….y no. En mi cabeza, era la excusa perfecta para quedarme en el molde y no hacer nada. Dejame explicarte mejor, yo tenía 27 años, de los cuales alrededor de 12 llevaba sin mover un dedo con respecto a la actividad física. Para mi, entrenar era casi traumático. Lo más fácil era quedarme donde estaba. No lo ideal, o lo más sano. Lo más fácil.
Me contacté con el estudio, coordiné una clase de prueba, y fui. Recuerdo que fue un mediodía, a la 1. Recuerdo que la profe me pedía que haga los ejercicios más lento, más tranquila.
Yo? Yo quería demostrar que podía, porque siempre tuve que demostrar que podía, y en mi cabeza hacer los ejercicios de forma lenta era igual a que no podía hacerlos (qué equivocada que estaba). Recuerdo que la profe iba al punto, no era dulce pero te trataba bien. No me juzgó, me corregía los ejercicios, y me trataba de forma firme, sin “endulzarme” las cosas. Tough love, se dice en inglés. Ella no sabe, o si, lo mucho que le agradezco por ser así (Si lees esto, Ari, gracias) , porque esa forma hizo que con el tiempo me anime a más